-Miguel, el jefe quiere hablar contigo.- Miguel era uno más de los trabajadores del aeropuerto, se dedicaba a descargar las cajas que estos transportaban y ordenerlas en el almacen, pero aquel era su dia de suerte, lo presentía desde que se levantó aquella mañana.
Con los nervios a flor de piel caminó desde la nave 8 hasta la caracola de las oficinas donde su jefe le esperaba.
-Enhorabuena señor Rodriguez, ha sido usted ascendido a supervisor del almacen, su peticion ha sido revisada y aprobada.- No podia creerlo! Miguel estaba a punto de morir por la impresion, habia soñado con aquel momento durante toda su vida como trabajador. Tenia que decirselo a Rosita, asi que aprovechando la hora del desayuno corrió hacia la cabina telefónica.
Tan emocionado estaba corriendo por la pista, que no vió el coche de carga y descarga que derrapaba por la pista de aterrizaje casi sin control con un hombre mayor de facciones italianas y una niña a bordo. El impacto fue tan grande que perdió la vida subitamente, sin enterarse de nada.
Por su parte Martin esquivó a duras penas el cadaver del trabajador en su desesperada persecución del cochecito de Satriane. Su coche de descarga debía tener algún defecto pues lo sacó del taller y empezaba a soltar ingentes cantidades de humo negro desde el motor.
Las balas del italiano impactaban sobre la maltrecha estructura del carro motorizado que perdía piezas con cada volantazo de Martin, éste solo podía seguir el coche que tenía enfrente porque disparar contra el coche pondría en peligro la vida de su hija.
-Mierda...- Miro atras con gran pesar al oir las sirenas, fue entonces cuando se percató de los dos helicopteros de la Fox que tenía sobre la cabeza. Le perseguian tres coches policiales y uno civil, muy conocido.
-Detenganse- Las voces megafónicas de los guardías luchaban por hacerse oir entre las ensordecedoras sirenas. Uno de los coches policiales se adelanto y embistió con fuerza el coche de martin y casi le hace perder el control. Pero el segundo intento por sacarlo de la persecución se vio frustrado por un peligroso volantazo de Martin, de tal suerte que el coche policial rebasó el coche de descarga con toda la inercia del conato de golpe yendo a parar a una rampa de aterrizaje y dando como resultado una doble mortal en el aire y un coche policial en mitad de la pista.
El segundo coche esquivó el accidentado vehículo perdiendo solo un retrovisor, igual suerte corrió el coche del jefe Gabriel pero no se puede decir lo mismo del tercer coche de policia que se empotró directamente contra su compañero volcado. La brutalidad del impacto disparó al conductor del coche dirctamente de cabeza a un bidon de basura, pero no hubo problemas de reciclaje porque el contenedor era de materia orgánica.
-Martin soy Gabriel, estoy seguro de que no quieres que las cosas terminen de este modo, para el coche!
El coche de policia restante embistio el coche de Martin que perdio el control por un momento antes de retomarlo, Martin aminoró la marcha deliberadamente esperando la siguiente embestida mientras se dirigía a toda velocidad hacia un camion lleno de maletas. No bien hubo esquivado el obstaculo, el coche de policia le rebaso con toda la velocidad que podia generar, pero le fue imposible parar antes de chocar contra el coche de Sapriane, este en un intento desesperado por hacerse con el control del coche fue a chocar contra el fuselaje de respuesto de un avion en uno de los hangares.
Sapriane bajo con Elisa del coche y se dirigio con ella a la oficina abandonada que coronaba el hangar, Martin les siguio cojeando.
Martin los encontró tras el mueble polvoriento, Sapriane apuntaba con una pistola la cabeza de la pequeña Elisa que lloraba desconsolada. La cara de Martin no mostraba ningun sentimiento aunque la batalla interior tuviera proporciones epicas.
-Podia haber sido mucho mas sencillo, mas rapido, mas... facil. Pero te has empeñado en hacerlo dificil.
-No sabes lo que es dificil, de pequeño fui atacado por un yonqui, enfermo de sida, sino llego a esquivar el barbiturico ahora no estaria aqui. No creas que te lo digo para compadecerme, lo digo para que entiendas por que la gente como tu me mata de asco. Ahora estas muerto.
-Ah si? quien tiene el arma y a la niña?
Martin avanzaba lentamente hacia el mafioso.
-No te muevas joder o le vuelo la cabeza a la niña!
-Deja a la niña aqui me tienes.- Martin comprendio que la unica manera de que le apuntara a el era sacando la pistola que tenía en el bolsillo, pero si no actuaba con la suficiente rapidez le mataria a el y despues acabaria con la niña. En un movimiento rapido saco el arma.
-Quieto!- Sapriane ahora le apuntaba a el. Martin aprovecho el momento para correr hacia la mesa y saltar sobre el asesino, al caer sobre él se disparo con su propia arma y el mafioso cayó sin vida al suelo.
Martin abrazo a su hija.- Papa... que te pasa?- las manitas de Elisa brillaban con el rojo de la sangre de Martin, no fue hasta ese momento en que reparó en que había recibido un disparo en el costado, su vision se fue ennegreciendo por momentos - No tengas miedo cariño, pase lo que pase todo saldra bien...- Y la negrura cayó sobre sus ojos.
Sin embargo, sin saber donde se encontraba, Martin se desperto. Hallabase yaciente sobra una cama de hospital, conectado a complicados aparatos destinados a estabilizar su fino hilo vital. A su lado estaba su hija que lloró de alegría al verlo volver en si y al otro lado un señor, presumiblemente un doctor por su aspecto le sonreía.
-Creiamos que no volveria señor Martin.
-Cuanto tiempo?...
-13 dias y medio.
-Madre mía... me encontraron ustedes?
-No señor.
-Fui yo.- El jefe Gabriel entró en la sala con su amplia sonrisa habitual, una sonrisa que se abría paso valientemente entre su barba blanca.-Me tome la molestia de sacarle de alli espero que no le molestase...
-Parece que no me librare de ti nunca.
-Eso me temo.- El jefe Gabriel le conto como le persiguio a trancas y barrancas por todo el hangar y como le encontro desangrandose en el suelo.
-Gracias amigo, pero no me alegro de verte, supongo que ahora...
-Bueno, ahora... tienes que reponerte, y yo tengo que buscar a un ladronzuelo de bancos que anda desaparecido.
Martin sonrió.