jueves, 29 de enero de 2009

Mala suerte


“Llévame a Ciudad Paraíso, donde la hierba es verde y las chicas preciosas, llévame a casa”

Paradise City sonaba a toda potencia en los altavoces del coche de Paul mientras se relajaba con las manos tras la nuca y el cinturón de seguridad a su alrededor con dos vueltas dadas y bien grapado al asiento.
Intentaba disfrutar el viaje con una amplia sonrisa en la cara y movía las caderas al ritmo del bamboleante movimiento del coche para mantener el equilibrio, concretamente en espiral y de arriba hacia abajo y también a los lados, todo a la vez, esto era así por que Paul acababa de suicidarse tirándose a lo mas profundo del cañón del Colorado a toda velocidad en su Chevrolet… Pero este es el final de la historia, así que retrocedamos en el tiempo…

Paul no era una persona común, de pequeño tenía un amigo llamado Kevin, siempre estaban juntos y su amistad era irrompible. Kevin era cíngaro y sus padres trabajaban en la feria por lo que nunca se sabía cuando podría marcharse de la ciudad hacia otro lugar, Paul sabía eso y le ponía triste, pero a su vez eso hacía que disfrutara y respetara aún más el vínculo que les unía. Un día jugando cerca de los acantilados se dispusieron a investigar una gruta secreta, oculta tras unos arbustos en la rocosa pared. Pero el destino apostaba fuerte ese día en su juego particular y Kevin perdió pie sobre las rocas y la caída le costó la vida. Paul no podría creer lo que acababa de suceder y nunca pudo superarlo ni aun con años de costosa terapia de fases anales y extraños diagnósticos…

Los padres de Kevin quedaron destrozados al oír la noticia y su madre, una bruja de feria miro con ojos llameantes a Paul culpándole de lo que había ocurrido.
- Te condeno, en el nombre de Mephistopheles, a una vida desgraciada, nunca encontraras el descanso de día o de noche. Te maldigo con la suerte mas negra que puedas encontrar y ésta caminara a tu lado hasta tu horrible final.
Era la guinda de un amargo pastel que convirtió a Paul en alguien desgraciado realmente, suerte para el que sabía que las maldiciones solo eran fruto de una imaginación corrompida y que no tenían efectos en la gente normal… O al menos eso es lo que siempre había creído…
Pero las cosas no siempre son como queremos que sean, e incluso nuestras creencias mas arraigadas pueden ser objeto de transacción en el escenario de la vida.

Los días se fueron sucediendo y la tristeza se fue curando en el pueblo, pero las cosas no marchaban bien, algo estaba sucediéndole a Paul. Paul era un chico sin suerte, sin suerte en la vida, sin suerte en el amor, sin suerte con los amigos ni con su perro el cual siempre le mordía al menos una vez al día, pero aquel día fue el colmo: Paul encontró una maquina de coca cola, era un día especialmente caluroso así que se buscó en los bolsillos y reunió toda su calderilla para sacar un refresco. Solo había coca colas para elegir así que no se lo pensó mucho, introdujo el importe y apretó uno de los botones, oyó caer la lata en el deposito y la recogió, la sintió bien fría pero al mirarla…
-Qué broma es esta?- era una lata de Pepsi…
La maquina debía tener rótulos viejos, pensó que era un error estupido por parte de la compañía y quizás llamase para quejarse. Pero por desgracia ahí no acababa la cosa. El día del baile de fin de curso había conseguido a una de las chicas mas guapas del instituto, lo había planeado tal de modo que fuese la noche más increíble de su vida, y efectivamente lo fue. Al llegar al instituto comprobó que había olvidado la rosa de su chica y volvió a casa a toda velocidad, la puerta estaba cerrada y la llave estaba dentro, intentó entrar por la ventana pero su perro al detectarlo como intruso se ensaño con su traje con toda la mala idea que pudo, y tampoco paró al comprobar que era su dueño, recogió la rosa y salio de casa a toda velocidad, pero el coche se había quedado sin batería. Intento parar un taxi pero todos paraban para recoger a alguien a 10 metros exactos de su posición así que fue corriendo hasta el instituto, pero su chica ya había conseguido pareja, un enano ruso para ser concretos y para colmo se clavo una espina de la rosa que había comprado, a pesar de ser de plástico…

No, Paul no tenía suerte. Los percances se iban sucediendo a medida que pasaban los años: novias que le dejaban, trabajos que le despedían, perros que le mordían, niños que le vomitaban. En una ocasión consiguió casarse, la chica era tailandesa la conoció en una pagina de contactos en Internet, la foto de la boda fue curiosa: En la foto aparecía su esposa mirando picaronamente a una dama de honor que le devolvía la intención, su madre miraba con odio a la mujer, su padre le miraba con odio a el y su perro aparecía en el aire debido al salto que realizó para morderle el culo a su amo quien salía con cara sonriente disimulando malamente el punzante dolor anal. A pesar de todo pensaba que era la mejor foto de su vida.

Al poco tiempo la tailandesa resultó ser prostituta de profesión y se fugó con la dama de honor. Al poco de enterarse Paul se levantó de la cama, con toda la diligencia y parsimonia de la que era capaz se puso su mejor traje y saludando a todo el mundo por la calle se dirigido a la armería mas cercana y compró una pistola.

Con la determinación mas educada que puedas imaginar, Paul había decidido acabar con su miserable vida de una vez por todas, de hecho no había estado más seguro de nada nunca, no lo veía con tristeza sino mas bien con alivio, como el que va a quitarse una mochila de 100 kilos que ha cargado en su espalda durante toda la vida.

Dejo una nota en su mesita de noche dirigida a sus padres, estos nunca la leerían porque se la comió el perro al poco de dejarla en la mesa.

Paul se puso el cañón en la sien e intentó recordar los momentos mas felices de su vida a modo de última visión, y la película que vio en su mente ni siquiera llegaba a corto cinematográfico sino que se quedaba en un triste trailer de serie “B”. Sin pensárselo ni un segundo más se despidió de un mundo que no estaba hecho para el y apretó el gatillo.
Pero Paul era un chico sin suerte… la bala choco contra la sien y como si esta estuviese hecha de acero triple se aplastó y estalló a causa del impacto, uno de los trozos destrozó la foto de su boda.
-Ves? Esto si que es inusual…
El dolor de cabeza le estaba destrozando, intentaba recapacitar pero la cabeza la daba vueltas y lo que era peor… aun estaba sobre el cuello. Mas tarde hizo otro intento, se disparó en la boca esta vez y 4 horas mas tarde tuvo la digestión mas pesada de su vida.
No podía entender que es lo que estaba pasando, con toda la furia del mundo y deseando más que nunca la muerte subió al techo de su casa e hizo un salto mortal aterrizando de cabeza. Ahora imagínate lo que hacen los avestruces y comprenderás porque el perro empezó a partirse de risa de su amo, y después a morderle el culo.
Salió a la calle y se tiró sobre el primer camión que pasaba, reboto en el, reboto en el suelo, reboto sobre su propio tejado y aterrizo sobre su coche destrozándolo por completo –Me faltaban 2 meses para pagarlo mierda!!
Tras numerosos intentos frustrados de suicidio se dirigió al banco más cercano, pensaba que si lo atracaba recibiría algún disparo, y si no… se compraría otro coche. Y así lo hizo se introdujo en el banco con una bolsa de plástico en la cabeza, pero se mareó por la falta de aire y decidió quitársela. –Buenos días señorita, esta usted mas guapa que de costumbre, podría darme… cuanto vale un Chevrolet?
-Creo que sobre unos 13.000 dólares la gama normalita.
-Pues déme eso por favor.
-Muy bien, me dice su nombre para verificar los datos de su cuenta corriente?
-Como? A no! Esto es un atraco- dijo con la mayor de sus sonrisas.-tengo un arma fíjese- Dos guardias aparecieron a toda velocidad y le ordenaron que tirase el arma al suelo. No solo no lo hizo sino que disparó a uno en el pie y entre gritos de dolor se tiró al suelo –Que tío mas suertudo…- se dijo casi para si mismo. La respuesta por parte del guardia no se hizo esperar, dos disparos uno en el estomago y otro en la rodilla, su compañero también disparo en el hombro a Paul quien comprobó a disgusto que a pesar de su ansia por morir, las balas le estallaban al impactar en su cuerpo. Cogió el dinero y se fue del banco con el disgusto mas grande que podía recordar.

-Estas maldito…- La voz venía de sus rodillas mas o menos, agachó la vista y vio una niña pequeña, rubia con ojos grises. –Estas maldito, me lo ha dicho mi osito.
-Niña que haces aquí sola?- Se empezaban a oír sirenas a lo lejos.
-No estoy sola, yo nunca estoy sola… veo una mancha negra en tu cabeza, estas maldito, mi amigo me dice que la respuesta esta en el fondo.- sin quitarle un ojo de encima Paul empezó a correr calle abajo hasta salir de la zona.
Y efectivamente se compró un Chevrolet, pero no quedaban de los colores que le gustaban así que lo compró verde oscuro.
Los siguientes días se llenaron de increíbles sucesos, Paul aprendió que para conseguir un resultado tenia que desear el opuesto y gracias a eso consiguió salvarle la vida a un gato que posteriormente le arañó completamente, evitó que anciana fuese atropellada y la anciana le denunció porque el susto le había provocado serios problemas mentales y en una ocasión en que el conductor del metro se desmayó por una bajada de tensión consiguió salvar a los pasajeros intentando con todas sus fuerzas estrellar el tren.
Y todos los días lo mismo, al poco estaba intentando matarse de nuevo, nada podía llenar el vacío de no poder conseguir lo que quería, así que pensó en una manera realmente efectiva, una caída libre, una caída bien alta que podría fallar? Que un águila lo recogiese en el aire y lo devolviese al suelo? Aquello no podía fallar, así que cogió las llaves del coche y puso rumbo al cañón del Colorado.
Y allí estaba Paul, a cientos de metros en el aire, bailando a ritmo de Guns´roses y bien amarrado al asiento de su coche, disfrutando de una caída que con toda seguridad sería la ultima y definitiva, apenas podía contener la emoción al imaginarse la hostia tan tremenda que estaba a punto de meterse.
Y entonces de repente…-No me lo puedo creer!- Una avioneta apareció bajo el coche y ambos conductores se miraron con cara de pánico por diferentes motivos.
Al golpear la avioneta el coche se desvió a una de las paredes del caño que fue amortiguando la caída paulatinamente a medida que el suelo llegaba a cada vez menor velocidad hasta el punto de ser una caída penosamente lenta que acabo en un golpe mísero que disparó el airbag del coche, dejándole un ojo morado al pobre Paul.
Salió lentamente del coche cada vez más seguro de que no le caería nada en la cabeza ni algo así, se sentó en el suelo, se puso bien la camisa y empezó a llorar como un bebe.
Paul pensó durante horas tumbado entre las piedras, quizás todo dependa del punto de vista y toda situación tenga su lado bueno o menos malo, según como se mire. Es posible convertir una vida desgraciada en una vida productiva para los demás? Hasta que punto estaba preparado para sacrificarse por los demás sí podía hacerlo? Y por otro lado, solo por poder hacerlo tenía que hacerlo?
No podía ignorar más la situación, como siempre la respuesta estaba en el fondo y había que bucear hasta el mismo para emerger con la respuesta. Pues estaba dispuesto a potenciarse, hemos de disponer de las herramientas que Dios nos dio para ser lo mejor que podamos ser, se decía a si mismo.
Así que se levantó con energías, con ánimos renovados y nuevas metas en el corazón! Y decidió con todas sus fuerzas que no quería volar! Que odiaba volar y que era lo último en el mundo que le gustaría…
Efectivamente no voló, pero si voló la hélice de la avioneta que se le clavó en el pie, aquel dolor le duro meses…

3 comentarios:

  1. ¿Conocen este chiste? Dos señoras de edad están en un hotel de alta montaña, y le dice una a la otra: -vaya, aquí la comida es realmente terrible. A lo que contesta la segunda: -si, y encima las raciones son taaan pequeñas.
    Pues, básicamente, así es como me parece la vida. Llena de soledad, misterio, tristeza... y sin embargo se acaba demasiado deprisa.

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  2. Bonita reflexion.
    Pd: Apliquemonos el cuento x)

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  3. Stoi de acuerdo cn pablo, aplikemonos el cuento... xo todos! tu el primero... jejeje

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