martes, 3 de febrero de 2009

RELICARIO primera parte


Riot se despertó tres veces, y a la que hizo cuatro intentó levantarse. Le dolía el cuerpo, le ardía, debido a la noche anterior. Intentó sacar la pierna entre las mantas con tan mala suerte que fue a encontrarse con la pata de su vieja mesilla de trabajo, la destartalada mesa se vino abajo con un crujiente “gracias”, pero no fue ese crujir el que le despertó casi súbitamente, sino el otro, el del recién estrenado (y todavía sin pagar) Macintosh que se había presentado formalmente con el sucio suelo del mugriento y sin embargo acogedor piso.
-Joder, que pedazo de día, esto promete.- Y no se equivocaba. Entre la niebla post alcohólica intentó llegar sin un éxito certero hasta el cuarto de baño para lavarse la cara. El agua estaba helada porque la calefacción no funcionaba en condiciones, entre otras cosas porque no se la había pagado a Tomas, el viejo casero.

Y hablando del rey de Roma, Riot se lo encontró bajando las escaleras mientras se arreglaba la camisa roja, era su camisa de la suerte pero no era su amuleto más poderoso, ese lo guardaba en su cartera a buen resguardo junto a cinco dólares y una foto de su hijo.
-Riot!
-Hoy no estoy de humor, no me eche la bronca porque podría hacerle rodar escaleras abajo, si no lo he hecho ya es solo porque soy demasiado guapo para salir en los periódicos…
-Págame lo que me debes! Y no me vengas otra vez con lo de la prostitución porque no voy a darte nada a cambio de sexo, esa broma a mi mujer ya no le hace gracia!
Riot le soltaba excusas incoherentes a medida que intentaba escurrirse por la puerta del edificio y una vez lo logró empezó a caminar calle abajo.

La ciudad en la que vivía era pequeña, bueno ni muy pequeña ni muy grande, era una de esas ciudades “acogedoras” donde la gente podía matarte dos veces, una con la mirada y otra con la pistola si se la devuelves. Pero tenía cierto encanto, tenía ese color verdoso tan “cool” que proporciona una polución bien trabajada y aquello le recordaba a los filtros de la película Matrix, y a Riot le encantaba esa película, excepto la parte del arquitecto por que en su tímida y estupida juventud pensaba que para entenderla correctamente necesitabas colocarte de acido, el lo hizo y nunca olvidara a ese hombre vestido de blanco intentando salir de la pantalla para hacerle aprender la tabla del 9 a base de cuchillazos… nunca mas, no gracias… no gracias.

Se sacó de la cartera un trozo de papel sucio, amarillento, mal escrito en el que se adivinaba más que se leía una dirección “calle 3, Simple Road Avenue, sin número.” No solía trabajar tan temprano, solo eran las 11 de la mañana y todavía tenía un ejército de enanitos bailando en su cerebro hasta casi destrozárselo, así que sacó su petaca de tequila y se dio un pequeño homenaje para celebrar lo solo que se sentía y lo jodido que estaba también. Pidió un taxi, el tipo que paró era latino y le hablaba en un lenguaje incomprensible, pero no le prestó demasiada atención iba atusandose el pelo negro casi sin peinar durante todo el camino hasta llegar al destino, tras pagarle se bajo de aquel taxi que olía a cuadra y busco la casa sin número, la única casa porque se dio cuenta de que aquello era un polígono industrial y que lo único parecido a una casa se encontraba en el centro del complejo con una puerta de hierro oxidada y oscilante. La tenue luz amarillenta de una bombilla que daba espasmos pre-mortem caía sobre un hombre maduro de unos 50 años con pinta de vagabundo, tenía un bastón en la mano y se lo puso en el pecho a Riot conforme se acercó a la entrada, le miró a la cara, el vagabundo no tenía ojos, solo dos parches en su lugar.
-Eres el sanador?- le preguntó el invidente.
-Si- fue la escueta respuesta de un Riot todavía un poco en “shock”.
-Cual es la palabra?- Joder, la palabra, su mente desentrenada en el arte de recordar cosas le decía que el contacto le había dicho una palabra que debía decir en la puerta para que le permitiesen entrar, pero, cuál era? Intentó recordar con todas sus fuerzas, era un animal, no! era el nombre de un actor, que va… era… era…
-Génesis?- El vagabundo le “miró” con expresión pensativa, retiró el bastón del pecho de Riot.-puedes pasar.- y así lo hizo.
Poco antes de entrar en el local, como era costumbre en el, sacó su amuleto y lo frotó dos veces, era una carta de póquer, el dos de corazones, después se la guardó y entró.

Dentro las luces eran incluso peor que en la puerta, era angosto el pasillo por el que andaba, le llamo poderosamente la atención que había mas mierda que en su piso y por algún motivo eso le hizo sentir un poco más humano. Cajas sucias llenas de objetos inválidos se amontonaban a los lados y junto a ellas varias personas. Le miraban con tristeza, muchas de ellas lloraban y gritaban amargamente, otras muy bien vestidas le miraban con aires de superioridad pero en general todas parecían impacientes. Casi tropezó con una niña pequeña que le cogió la mano y lo llevo hasta la puerta que cercenaba el pasillo y le ponía abrupto final. La puerta estaba custodiada por dos negros gigantescos con caras de pocos amigos, que al verle llegar con la niña de la mano se echaron a un lado para dejarle pasar.

Al entrar vio a una anciana, vestida con negros ropajes que le miraba inquisitivamente y a su lado y de pie un hombre de unos 40 años que observaba atribulado la figura de un niño de unos 10 años, rubio, que no paraba de estremecerse entre agónicos gritos, una chica joven, muy guapa a duras penas podía contenerlo en el suelo. Riot se acercó al niño mientras se dibujaba símbolos extraños en la mano con un carboncillo.
-Que idioma esta hablando? Parece latín pero no estoy seguro.
-Es latín antiguo.- fue la respuesta de la anciana- lleva así dos días, el se parece a usted pero el último demonio fue demasiado poderoso para el.
Riot sonrió con hastío, era el típico caso de explotación infantil, el niño era un iluminado de nivel intermedio-alto que fue captado por algún tipo de secta que se lucraba con los exorcismos que podía realizar. Pero esta vez habían ido demasiado lejos, a juzgar por las llagas y los ojos negros del crío le habían endosado a un demonio mayor y su escasa edad y entrenamiento no lo podía encerrar en si y luego expulsarlo, por lo que el engendro estaba destruyendo el alma del chaval y no estaba acomodando su cuerpecito al estilo feng sui para pasar allí una buena temporada.
-Apartaos.- el personal se echó a un lado a medida que Riot se remangaba y terminaba el dibujo de su mano, comenzó a recitar versos prohibido mientras sus ojos se ponían en blanco. Intentó posar su mano sobre la frente del muchacho pero un grito ensordecedor que rompió todos los cristales de la habitación y provocó una estampida en dirección a la calle en el pasillo provocó una onda que lo lanzó tres metros atrás contra la pared. Una voz proveniente de las cárceles más oscuras del averno salió de la boca del niño.
- No puedes tocarme, yo soy el fuego incontenible, nadie puede enfrentarse a mi, ya has perdido!
-Bla bla bla… Señor mi espalda, oh mierda!- Riot contemplo con suma tristeza como el tequila se salía de “Jimmy” su inseparable petaca.-Para ser demonio eres un poco cabrón no?
-Reza a Satán! Ángel caído!
-Chupame este pie!- Se lanzó a toda prisa con la mano extendida hacia la frente del poseído y el grito volvió a repetirse pero esta vez con una fuerza mucho más terrible, a duras penas podía avanzar Riot contra el viento que intentaba lanzarlo por los aires. Haciendo acopio de las escasas fuerzas que le quedaban avanzaba paso a paso contra la energía que pretendía proyectarlo. Los símbolos de su mano comenzaron a brillar con azules destellos y su mano comenzó a arder, finalmente con sangre en los oídos tocó la frente del muchacho y la habitación comenzó a temblar. Los presentes gritaban aterrados por la dantesca escena mientras Riot gritaba con todas sus fuerzas unas palabras instrascriptibles. Las paredes de la habitación comenzaron a mostrar símbolos arcanos geométricos que se hacían cada vez más grande. Un espantoso grito final resquebrajo las paredes de la habitación e hizo temblar el edificio que amenazaba seriamente con venirse abajo, un edificio tan antiguo no bromeaba mucho con ese tema.
El niño paró de convulsionar y sus ojos volvieron a la normalidad-Sacadle de aquí!- las palabras de Riot sonaron como desde una caverna, todavía intentando controlar al demonio que acababa de absorber en una épica lucha interior.

Un trozo de techo en su hombro izquierdo le hizo terminar el proceso lo más rápido que pudo y en cuanto recobró en el control corrió por el pasillo mientras esquivaba vigas, rocas, maderas y cajones que se venían abajo. Cuando llegó al final saltó con todas sus fuerzas para salir por la puerta a duras penas, un segundo antes de que la puerta se viniera abajo se dio cuenta de que Jimmy todavía estaba dentro, a punto estuvo de perder el brazo bajo las ruinas cuando lo estiró para sacarlo de la casa.

La anciana, el niño dormido, la niña, la joven y el hombre miraban la casa desde una distancia prudencial, después miraban a Riot apareciendo entre la nube de humo levantada por el local, dándole un trago y un besito al bueno de Jimmy. Oía un fuerte pitido pero a la hora de cobrar esas cosas siempre se le pasaban.
-Bueno… asunto resuelto. Siento lo de la casa, el demonio que tenia dentro resulto ser…- Le fue imposible acabar la frase porque un fuerte vómito de sangre se le escapó instantáneamente, aquello no había sucedido nunca, al mismo tiempo oyó unas voces en su cabeza “AHORA ERES MIO” que se acababa de meter en el cuerpo??
-Un… momento… este niño a quien le sacó el demonio?
-Era la hija de un importante banquero, tenía unos diez años y el cuerpo lleno de tatuajes.
-Tatuajes como este?- Riot controlando el punzante dolor mal dibujó unos símbolos circulares en el suelo con carboncillo.
-Si, como lo ha adivinado?
-Estoy bien jodido… esos símbolos son rituales, esta niña era la puerta para un arconte, un demonio mayor, un general para comandar una legión de demonios.
-Bueno y que importa usted ya lo ha sacado no? todo resuelto no?
Riot se miró la mano que no se había pintado, como se temía, un círculo con cinco caracteres le apareció en la epidermis, el primer carácter desapareció de repente.
-Genial… dentro de cuatro caracteres… me convertiré en un arconte y reduciré el mundo a cenizas…-

Aquello tenía su lado bueno, dentro de poco la calefacción en el planeta no iba a ser un problema.

5 comentarios:

  1. Muy bien Fran. Una historia de demonios y posesiones... Tengo curiosidad por si de verdad esa ciudad arderá en cenizas o vendrá el tipico chulo playas para acabar con el arconte alcohólico (seguro que su punto débil es la petaca).
    Por cierto, no te han dicho nunca que tus finales son como los de R.L. Stine?? Tan sarcásticos, y a la vez tan oscuros... Aunque yo siempre me rio, porque al mal tiempo... Sobre todo si la temperatura sube unos grados cuando ese bichejo empiece a echar lava por la boca.
    A ver cuando tienes la segunda parte lista.

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  2. Aquí estoy, esperando con ansia la segunda parte y las que vengan.
    Besos

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  3. Ole ese guiño a mi Mac, pobre de él...
    Gato,date por muerto.
    Bueno bueno bueno... volvemos a las sciences fictions
    ya era hora. Merci

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  4. Bonita referencia cruzada.XD

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  5. xo q triste!!!! te pasas medio relato riendote del pobre protagonista...¬¬

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